jueves, 25 de agosto de 2011

ESTAMOS SOLOS

Hay tantas veces en la vida en que uno no sabe qué hacer… Cómo reaccionar ante tal o cual comentario, cómo actuar con ciertas personas, cómo hacer frente a una situación. Las posibilidades son infinitas. Y se repite la pregunta: ¿qué hago?

Ante la impotencia, me da por soñar con una guía adaptada de soluciones (es estúpido, lo sé) o con alguien que con su sabiduría me pueda aconsejar. A veces incluso existe esa persona, y aunque no me dé la clave, me ayuda. Ya es mucho. 

Pero la verdadera decisión recae sobre mí. De hecho, cuando alguien se toma la molestia de reflexionar sobre mi situación para luego recomendarme qué debo hacer, no me sirve. Y sin embargo, la ausencia de esa ayuda me angustia. ¿Eterna insatisfecha? No. Es algo más complejo aún –si cabe. O muy sencillo: estamos solos.